Una linea.

La línea de producción seguía su curso. Los millones de frasquitos llenos hacian fila mientras temblaban inquietos. El tic tac mantenía un tempo tan perfecto que a los minutos se transformaba en un silencio mentiroso. El botón de ON ya estaba oculto debajo de la grasitud del aire. Todo seguía su curso, su orden.
Por una ventana que jamas existió entró un insecto. De esos que son tan bellos como peligrosos. Aleteando rozó uno de los frasquitos miedosos. Esa caricia imprevista generó un efecto dominó increíble. Años y años de prudencia y rectitud mecanizada, fueron desestructurados por un simple y minúsculo organismo vivo. El sistema dejó de funcionar. Intenta seguir, pero es en vano. Todo cambió. Tienen que poner STOP, limpiar todas la porquerías derramadas y comenzar todo el círculo de nuevo.
El insecto desapareció.