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Todo fué una gran ilusión. Un último acto antes de la inesperada despedida.
Lo deseaba tanto como una mosca codicia su putrefacta alacena. El éxtasis que lo llenaba, no dejaba penas en el pecho. Las pupilas eran grandes túneles con un tren desbocado acercandose. Tronó sus falanges y chasquéo los dedos por última vez. Las trompetas, el correr del denso telón, los aplausos en aumento y el fósforo blanco que ciega, dejan volar la última mariposa estomacal.
Ya frente a las oscuras caras de brillantes ojos, se dispone a demostrar su talento. Aparece una pequeña bola roja en su mano derecha y un pañuelo de seda rojo en la izquierda, juega meneando los elementos como entrelazando sogas y los arroja al techo del teatro. No caen. Mira al público, mira el techo y vuelve a mirar hacia el fondo de la sala, nada. De repente se toma el pecho, frunce el seño, empalidece y cae de rodillas a las tablas. Un silencio ansioso toma de rehén a la audiencia. No pasa nada, ya desplomado, se escucha rodar pesada la pequeña pelotita roja que sale desde su saco. Los espectadores azorados se toman la cabeza, mientras se alertan que cada uno tiene en su regazo un pañuelo rojo de seda con una pequeña inscripción. Lentes de miopía y astigmatismo suenan a miles de cortaplumas desplegando su filo. Dicen que la frase decía asi: “la muerte es vivir sin ilusión”.
Lo deseaba tanto como una mosca codicia su putrefacta alacena. El éxtasis que lo llenaba, no dejaba penas en el pecho. Las pupilas eran grandes túneles con un tren desbocado acercandose. Tronó sus falanges y chasquéo los dedos por última vez. Las trompetas, el correr del denso telón, los aplausos en aumento y el fósforo blanco que ciega, dejan volar la última mariposa estomacal.
Ya frente a las oscuras caras de brillantes ojos, se dispone a demostrar su talento. Aparece una pequeña bola roja en su mano derecha y un pañuelo de seda rojo en la izquierda, juega meneando los elementos como entrelazando sogas y los arroja al techo del teatro. No caen. Mira al público, mira el techo y vuelve a mirar hacia el fondo de la sala, nada. De repente se toma el pecho, frunce el seño, empalidece y cae de rodillas a las tablas. Un silencio ansioso toma de rehén a la audiencia. No pasa nada, ya desplomado, se escucha rodar pesada la pequeña pelotita roja que sale desde su saco. Los espectadores azorados se toman la cabeza, mientras se alertan que cada uno tiene en su regazo un pañuelo rojo de seda con una pequeña inscripción. Lentes de miopía y astigmatismo suenan a miles de cortaplumas desplegando su filo. Dicen que la frase decía asi: “la muerte es vivir sin ilusión”.
7 Comments:
¿Pero qué sería la vida sin la muerte?
Sólo un contínuo llano con ilusiones falsas.
Me gustó beaucoup.
Imaginense ser inmortal y ver a los queridos que se van y vos te quedas y te quedas, nooooo, La vida tiene un comienzo y un fin, hay que saber como vivirla, sino te caes de rodillas y te desplomas
Uruk-Hai
Highlander es un buen ejemplo de eso Uruk.
Pachuco: las ilusiones son en parte falsas, pero lo importantes es dejarte llevar por eso que te lleva a creer lo imposible, eso q te moviliza, eso q te dá magia.
sopmac es una especie de misionero de la alegría al rescate del resto de los mortales porque cree que el arte, en cualquiera de sus formas, es un bien comunitario, evangelizador.
Y lo hace de forma espontánea, desenfadada, manteniendo siempre el espíritu de la normalidad.
y que va decir el padreeee? es muy cierto.
Gracias padre por ser el creador de esta bestia sexual y desenfadada que soy hoy en día. Gracias por hacerme tan perfecto! y gracias por los sobrecitos de azucar!!!
Y vos anónimo quien sos?
mañana lluviosa acá en bs as, mientras tomo mate, también leo. empecé por agosto 06, avancé, terminé... pero volví a este... algo me hizo volver, como si las palabras y las imágenes pegaran distintas... me gustó, me movió, la muerte es vivir sin ilusión... es la frase que me queda rebotando en la cuca al mejor estilo arkanoid...
oski
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